Jueves, 24 de diciembre de 2009



Dirección: Roland Emmerich.
País: USA.
Año: 2009.
Duración: 158 min.
Reparto: John Cusack (Jackson Curtis), Chiwetel Ejiofor (Adrian Helmsley), Amanda Peet (Kate Curtis), Oliver Platt (Carl Anheuser), Thandie Newton (Laura Wilson), Danny Glover (presidente Thomas Wilson), Woody Harrelson (Charlie Frost), Morgan Lily (Lilly Curtis), Liam James (Noah Curtis), Tom McCarthy (Gordon). Guión: Roland Emmerich y Harald Kloser.

Argumento:

El fin del mundo será en diciembre de 2012, y solo nos salvaremos si tenemos mucho dinero. Además, empezará justo ese día, y terminará cuando ya estén a salvo todos los elegidos. Procuren no estar cerca de John Cusack ese día, puesto que allá donde vaya él, habrá un desplome de la tierra o estallará un volcán. Tampoco se suban con él en un avión; volará bajo para hacerles sufrir, no solo viendo como se mueren millones de personas sino poniéndoles en peligro de morir a ustedes. Como los gobiernos ya sabían que al final habría un tsunami que saltaría por encima del Himalaya, habían construido arcas de Noé. Eso sí es ser previsor...

Comentario:

Siendo una fanática como soy de las películas de catástrofes, pensé que me encantaría esta propuesta del Gran Destructor, Emmerich. El día de Mañana, me gustó bastante. De hecho, la he visto varias veces. Creo que las catástrofes en esa cinta están bien dosificadas y bien imbricadas con la trama familiar y personal, y además, habla de algo que yo creo que podría suceder, aunque no tan deprisa, por supuesto.

Sin embargo, 2012 me ha decepcionado profundamente. En primer lugar, porque en los trailers promocionales se nos vende que los acontecimientos descritos en la película tienen que ver con una profecía maya, que luego, no aparece más que de refilón al principio, y luego no se retoma ni se explica ni se ahonda sobre el tema. Parece un pegote puesto ahí, solamente para justificar el coyuntural título y atraer a milenaristas varios. ¿Cómo va a empezar un fin del mundo geológico como el que se describe en un día concreto?



Tampoco me ha gustado el guión, lleno de tópicos, inverosimilitudes, exageraciones, teorías acientíficas, gratuidades y simple y llanamente, bobadas superlativas y viejos trucos que ya no convencen. El personaje de Cusack, por ejemplo, ya no puede ser más tópico: padre de familia, divorciado, que lleva a los niños de excursión, y tiene que vérselas con el hijo, algo hostil a él, y con el marido de su mujer, que parece tonto. Por si esto fuera poco, solo con tres o cuatro casualidades, este escritor y conductor de limusinas, toma ya, averigua que se termina el mundo, y además, justo justo en ese momento, y llama por teléfono a su mujer para decirle que vayan abandonando la casa que es el fin del mundo, pero no mañana ni pasado, sino en ese preciso instante, repito. 




Así que inicia una carrera contra reloj  para rescatar a la familia. Tal y como esperábamos, el fin del mundo lo persigue al pobre, quien, sin embargo, conduce con mucha agilidad y sin ningún problema por una ciudad que literalmente se derrumba, por unas calles que se desploman hacia un abismo... Bien es verdad que sabemos que se trata de una película, pero a ver, que la espectacularidad no tiene por qué estar tan reñida con las leyes de la física. ¿Cómo nos vamos a creer que una limusina atraviesa un edificio que se está derrumbando y no le pasa nada? Además, todas las escenas de destrucción, con ser espectaculares, se repiten, y ya están vistas todas en el trailer, con lo cual el efecto sorpresa es nulo. Cusack y su correr delante de las grietas, terremotos, volcanes y desmoronamientos varios, y salvarse en el último minuto, tampoco resulta creíble, es más, cansa por repetición. 



Pero incluso los más fanáticos de estos temas podríamos perdonar todo lo anteriormente citado si al menos la película fuera entretenida. Para mí no lo ha sido, ha sido aburrida. No me he implicado con ninguno de los personajes, ni sus historias. He visto la destrucción del mundo y me he quedado fría. Y eso es debido a la terrible y frívola superficialidad con el que el guionista y el director trata el a priori interesante tema del fin de una civilización. Nadie piensa en lo que esto conlleva, nadie tiene un pensamiento filosófico o tan solo lógico ante tamaña destrucción o sobre el sentido de la vida, la humanidad, la Historia, etc...

En cuanto a los criterios para salvar a la gente elegida... pues sí, el dinero. No me parece en absoluto lógico, ya que si se destruye todo el mundo, con bancos suizos incluidos y posesiones, además del sistema y la superestructura, ¿acaso esa gente realmente tendría dinero tras la catástrofe? No, todos seríamos iguales, a no ser que apareciera un poder que diera valor a ese sistema monetario, un gobierno o algo, pero  no tendría por qué, podría surgir un sistema totalmente distinto, aprovechando la coyuntura. Creo que los guionistas no han pensado nada.

Para rematar, cada escena contiene un chiste, o está narrada desde un punto de vista de comedia que ya hace que te repugne mirar. Todo, absolutamente todo, es previsible en esta película, donde pasan cosas, pero de forma muy arbitraria, porque sí. Y se describen escenas tan irreales como la de un hombre que ve un mega tsunami en perspectiva y lo que se le ocurre es llamar por teléfono a un amigo para despedirse. Dejando aparte que tras la destrucción descomunal que se ha visto anteriormente pudieran funcionar los teléfonos...




En fin, que podría contar punto por punto todas las estupideces que contiene esta película, pero sería demasiado largo. No me ha gustado nada en ella, pero nada. Es un refrito de otras, además (Poseidón, Terremoto, Volcano, etc, etc)

 


Tags: fin del mundo, 2012, emmerich, catástrofes

Escrito por reginairae @ 13:54  | Cr?ticas de cine
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