Primera temporada:
1 | El tiempo es el que es | 24 de febrero de 2015 | ||
2 | Tiempo de gloria | 3 de marzo de 2015 | ||
3 | Cómo se reescribe el tiempo | 10 de marzo de 2015 | ||
4 | Una negociación a tiempo | 17 de marzo de 2015 | ||
5 | Cualquier tiempo pasado | 24 de marzo de 2015 | ||
6 | Tiempo de pícaros | 31 de marzo de 2015 | ||
7 | Tiempo de venganza | 7 de abril de 2015 | ||
8 | La leyenda del tiempo | 14 de abril de 2015 |
La nueva apuesta televisiva de ficción de TVE se presentaba bajo una enorme parafernalia publicitaria que había logrado crear mucha expectación en el público. La novedad de la temática, bastante insólita en la televisión patria, unido a la avalancha de márketing, me convenció para darle una oportunidad al episodio piloto, por llamarlo de alguna manera.
Una vez visto, tengo sentimientos contradictorios, aunque mis impresiones son en general positivas.
La historia nos narra las aventuras de un grupo de funcionarios (un trío principal) al servicio del llamado Ministerio del Tiempo, un organismo secreto que controla unas puertas temporales que permiten desplazarse por la historia (creo recordar que solo hasta cinco siglos atrás) y trata de evitar que personas no autorizadas las utilicen para cambiar los hechos históricos. Esos funcionarios son reclutados en diversas épocas con lo cual se producen choques culturales varios entre ellos. El protagonista principal es un enfermero cuya mujer murió en accidente hace un tiempo, al que acompañan un soldado de los Tercios de Flandes (siglo XVI) y una mujer del XIX, adelantada a su tiempo y universitaria pionera.
La premisa, ya se ve, es algo "sencilla" por no decir otra cosa, y en cuanto empiezan a explicar a los protagonistas la mecánica y funciones del Ministerio ya notas que no han profundizado mucho en los escabrosos temas teóricos y científicos relacionados con el viaje en el tiempo, centrándose la obra más en el humor y las aventuras. La puerta temporal es eso, una puerta (o una escalera), y no parece haber explicación a su existencia, modo de activarla, etc. Las justificaciones de por qué no se puede ir al futuro son un poco... "porque sí" (el tiempo es el que es, o algo así, vamos que...), aunque se entiende que no quieran meterse en esas problemáticas (viajar al futuro requiere de más presupuesto, claro); y el hecho de que unos reclutas recién llegados al ministerio puedan viajar por las puertas sin supervisión, como Pedro por su casa, resulta algo inverosímil, por no decir chocante.
La falta de base teórica o de unas reglas más detalladas y claras para el viaje en el tiempo (no descartamos que en futuros episodios se hagan aclaraciones al respecto) provoca situaciones un tanto extrañas como la existencia de teléfonos que pueden comunicar el pasado con el presente (parece viable que una emisión del pasado llegue al presente, pero al contrario...) que solo solo se entiende como una necesidad argumental, una "licencia" aciéntifica. También resulta curioso que los jefes del presente digan algo así como "hace mucho que no sabemos de ellos" cuando en un viaje en el tiempo puedes regresar al presente casi al momento (para los del presente no habría pasado el tiempo) y además, se genera un pequeño problema derivado del carácter lineal del tiempo (la teoría elegida por la serie). Resulta que si tratan de evitar que cambie la historia y viajan al pasado para ello y triunfan, todo seguirá igual en el presente, pero ¿qué pasa si el malo logra cambiar algo? ¿Cambia el presente? ¿No lo sabrían ya los del ministerio? ¿En qué se notaría? Entiendo que no se trata de hacer especulaciones científicas ni mucho menos pero son cosas que pueden afectar a la trama, y en todo caso deberían estar bien explicadas aunque sea con una excusa cualquiera.
La trama de continuidad, basada en la existencia de viajeros del tiempo no autorizados, parece más interesante que los "casos" episódicos en sí, cada uno en una época de la historia de España, aunque estos están bien ambientados en cuanto a decorados y ropas (al menos el primero, en 1808).
El ritmo podría ser algo más dinámico, aunque tampoco aburre. Lo mejor es el humor que salpica los diálogos y alguna referencia a la actualidad (como la del hospital Doce de Octubre). Se agradece el tono desenfadado en una producción que se toma el viaje en el tiempo como una mera excusa para exponer hechos de nuestra Historia con un cariz aventurero. En líneas generales, una apuesta interesante y que podría tener un buen desarrollo.