Drácula (Horror of Dracula)
Año: 1958
Duración: 79 min.
País: Reino Unido
Director: Terence Fisher
Guión: Jimmy Sangster (basado en la obra Drácula, de Bram Stoker)
Productora: Hammer Film Productions
Reparto: Christopher Lee, Peter Cushing, Michael Gough, Melissa Stribling, Valerie Gaunt, Carol Marsh, Olga Dickie, John Van Eyssen, Janina Faye, Barbara Archer, Charles Lloyd Pack
Argumento:
Jonathan Harker acude al castillo del conde Drácula a fin de terminar con su reino de terror, pero él mismo sucumbe ante el peligroso aristócrata chupasangre. Será pues, el profesor Van Helsing, amigo suyo, quien irá a rescatarlo sin lograr el éxito en su empresa. Para mayor inri, Drácula ha visto el retrato de la prometida de Harker, Lucy, y algo nos dice que tiene planes para ella...
Comentario:
La película que encumbró a Christopher Lee, hasta entonces actor poco menos que de reparto, y lo hizo acreedor de un lugar en la Historia del Cine con mayúsculas. También un grandísimo éxito a nivel popular, y con un resultado artístico muy notable, no solo como película gótica sino como película a secas. Si hasta esta fecha la imagen icónica de Drácula era la de Bela Lugosi (un tanto acartonada y teatral), a partir de aquí, sobre todo en Europa, Drácula fue para siempre la violenta, animal y sensual criatura encarnada por Christopher Lee. De las más famosas adaptaciones de la novela de Stoker (Drácula de 1932, Drácula de 1958, Drácula de 1979, con Frank Langella, y el Drácula de Coppola) esta es, aunque no sea la más fiel al original, la que más me gusta sin duda (y las que menos, la de la Universal y la grotesca interpretación en clave "romántica" de Coppola).
Yo no entro en ese castillo sola ni loca...
Lo primero que se percibe es que, como siempre, hay pocos medios materiales en juego. El exterior del castillo se nota muy "pintado", así como las montañas que lo circundan. Sin embargo, suplen estas carencias con unos interiores bastante solventes. Para un espectador de hoy en día, acostumbrado a ver fotogramas llenos de detalles y FX, estas películas pueden parecer visualmente poco lucidas, pero la ambientación es adecuada y convincente para la historia, y demuestra que el cine no es un derroche de efectos sino un arte de contar historias con las herramientas que le son propias.
Lo segundo que notamos es que los guionistas de la Hammer, fieles a su costumbre de hacer películas cortas (esta dura 79 minutos: Peter Jackson, mira y aprende), comprimen la historia del libro original dejándolo en lo esencial, con la eliminación de pasajes que no aportan mucho (Renfield y el manicomio no aparecen, ni el barco que transporta a Drácula a Inglaterra, etc) y sobre todo con la condensación de personajes y roles. Para quienes conocemos el libro salta a la vista el cambio: Lucy es en esta historia prometida de Harker, mientras que Mina ¡está casada con Arthur!, quien es, a su vez, hermano de Lucy.
Hum, y parecía buena persona
También se reducen las localizaciones: toda la acción transcurre en algún lugar de Centroeuropa, en el castillo de Drácula y en la casa de Arthur y Mina, y poco más. Para agilizar aún más la historia, esta comienza con la visita al castillo de un Harker que ya sabe lo que este encierra y que tiene como misión acabar con la amenaza. Por si fuera poco, el uso inteligente de la elipsis narrativas reduce aún más el metraje, otorgándole a la cinta un gran dinamismo, al que contribuyen sus actores, Peter Cushing y Christopher Lee, ambos dotados de una gran forma física para las escenas de acción y peleas, que hay varias, bastante violentas y bien coreografiadas.
Otro de los rasgos más reconocibles de la Hammer, el uso del color, también está presente. Los rojos y los verdes, pero sobre todo los primeros, salpican los fotogramas con su intensidad inquietante, destacándose la sangre que brota de las mordeduras en los cuellos o la que gotea de los colmillos y comisuras de los labios del vampiro.
Si no te asusta esto...
Por primera vez, este personaje de criatura nocturna amenazadora adquiere una dimensión sexual muy novedosa (hoy en día, la asociación entre el vampiro y el sexo está asumida). Las visitas de Drácula a las alcobas de las mujeres, algunas de ellas tratadas con elipsis (Drácula entra y cierra la puerta tras de sí ), son claramente metafóricas de actos eróticos. Solo hay que ver las expresiones de las chicas, que más que sentir terror, parecen ansiar la llegada del vampiro. Sus poses, sus actitudes, su forma de tumbarse en la cama... todo sugiere que hay algo más que una succión de fluidos en el cuello...
La Hammer tampoco elude la violencia. Y así vemos estacas clavándose en cuerpos mientras fluye una sangre de vivo color rojizo. Una no puede evitar pensar el gran impacto que tuvo que causar esta película en su momento a espectadores educados en el blanco y negro y en un terror menos físico y sin connotaciones sexuales tan explícitas (hoy en día, que ya hemos visto de todo, ni nos llama la atención pero hay que ponerse en el contexto de la época).
Algunos aspectos de la iconografía vampírica tradicional no están presentes en la cinta, como las transformaciones de Drácula en animales (el murciélago), pero la mayor parte de tópicos y referencias de las películas góticas sí se muestran: el coche fúnebre con el ataúd yendo a gran velocidad por el camino, la típica taberna con lugareños recelosos que se protegen con cabezas de ajo, la luna llena, las criptas inquietantes, el crucifijo que daña la piel de los infectados por la mordedura de Drácula y al propio generador del Mal...
Los vampiros no van a misa
Peter Cushing está realmente muy bien como Van Helsing. Un hombre determinado, de acción y que no duda a la hora de empuñar el mazo y la estaca. Transmite al personaje seriedad y mucha credibilidad. Siempre he pensado que el pobre Peter ha sido un actor infravalorado, aunque, en justicia, a nivel popular sigue teniendo una legión de fans. En cuanto a Christopher... su Drácula comienza educado y sofisticado, tan elegante con la capa, que lo hace aún más esbelto, pero pronto muda al lado animalesco y brutal. Aunque aparece poco en la cinta su interpretación es muy impactante gracias a la caracterización: los colmillos y los ojos inyectados en sangre, sus expresiones coléricas y su gran dominio del cuerpo. En verdad, impresiona mucho y da hasta miedo.
Hay que hacer lo que hay que hacer
Pero también, y como era característico en Fisher, nos incluye alguna escena cómica, en este caso protagonizada por el aduanero.
Hay algún agujero de guion, no vamos a negarlo, como por ejemplo, que Harker vaya a matar a Drácula solo, sabiendo que es peligroso, o que Drácula al final, trate de enterrar a Mina (¿por qué hace eso?), pero en conjunto se ve con placer, no aburre en ningún momento (va muy al grano y las escenas están bien pensadas y medidas), la música es buena, la fotografía también, los actores principales llevan con soltura sus partes, y la escena final de enfrentamiento entre Van Helsing y Drácula, al parecer coreografiada e ideada por el propio Peter Cushing, es fantástica.
El duelo final (ay, tantas veces se enfrentaron en la pantalla Peter y Chris)
Una gran película que todo aficionado debería ver al menos una vez en la vida, un recuerdo de una época que valoraba el arte en el oficio cinematográfico y no solo los fuegos de artificio, y sobre todo, el primer paso de Christopher Lee hacia la inmortalidad (y el encasillamiento, del que solo logró desprenderse décadas después). Ideal para los que creen que antes de Saruman no hubo nada.
Varios años después, en 1965, la Hammer retomaría a Lee para volver a encarnar a Drácula en "Drácula, Príncipe de las Tinieblas", pero eso es otra historia que será contada en otro momento...