El esqueleto prehistorico (The creeping flesh)
Aka Cuerpos vivientes
Año: 1973
Duración: 94 min.
Director: Freddie Francis
Reparto: Christopher Lee, Peter Cushing, Lorna Heilbron, George Benson, Duncan Lamont, Kenneth J. Warren, Harry Locke, Hedger Wallace, David Bailie, Michael Ripper
Argumento:
Un científico cuenta cómo encontró un esqueleto primitivo en Nueva Guinea y las cosas horribles que sucedieron a partir de entonces en su extraña familia: una hija que vive dominada y encerrada por él, un hermanastro siniestro que dirige un manicomio y hace experimentos con los internos, una mujer que falleció loca...
Comentario:
Una de las películas Hammer más extrañas y menos conocidas en España, protagonizada, cómo no, por los dos actores fetiche de la compañía: Christopher Lee y Peter Cushing.
Dos hermanastros enfrentados por un premio
Rodada en el mismo año que "Pánico en el Transiberiano", donde, curiosamente, también aparecen ambos actores, y donde más curiosamente aún, aparece un profesor que encuentra un improbable fósil prehistórico que encierra oscuros secretos, resulta sin embargo mucho más original que la primera.
Si este es el loquero ¡cómo serán los locos!
El inicio, en el cual un hombre que parece desquiciado (Cushing) le cuenta a otro que la humanidad está en peligro por culpa del Mal desatado por una antigua amenaza y comienza un flashback que abarca toda la película, da a entender que nos encontramos con la enésima variación sobre el monstruo. Sin embargo, aquí los monstruos son humanos.
Dudosa antropología, pero bueno, así es la peli
El verdadero tema de la película es la locura. O la locura mezclada con la maldad, o la maldad como locura. Desde el principio notamos que hay un ambiente insano. El personaje de Peter Cushing se muestra muy dominante y dictador con su hija, a la que tiene medio recluida en casa y a la que prohibe que entre en determinadas habitaciones cerradas con llave. Su hermanastro (Lee) regenta un manicomio donde realiza prácticas poco ortodoxas y bastante brutales con los internos (llega a parecer una especie de dr. Frankenstein), las cuales tienen por objeto encontrar el origen de la locura (y provocarla). La hija, que al principio parece normal, en realidad es la más demente de todos. Por no mencionar a la madre (a la que conocemos en flashbacks, es decir, flashbacks dentro del flashback, esto ya sí que es rizar el rizo)...
Como dice el refrán, la locura no tiene cura, y en esta película menos
Y luego está el "esqueleto", de obvia configuración no humana, que el antropólogo encuentra y traslada a su casa. Y que pese a parecer el protagonista de la amenaza no es más que una pista falsa o una excusa para contar otra historia bien distinta. Eso es lo que más me ha gustado de la película, que una vez llegas al final has de reinterpretar todo lo visto, que no es el auténtico argumento.
Corriendo como loca por Londres
La película transcurre a buen ritmo salvo alguna parte donde se muestra la locura de la hija, que tal vez se alarga un poco. Pero la verdad es que se sigue con interés dado lo incierto del desenlace. Al final este personaje femenino es el que da más miedo de todos.
Peter ha descubierto algo, pero quizás no lo que él cree...
La interpretación de Peter Cushing destaca sobre las de todos los demás. Logra transmitir con gran fidelidad la demencia y la obsesión del personaje. Siempre he dicho y diré que este actor fue muy infravalorado en su tiempo.
Sufre mucho en esta historia, pero mucho mucho
El guion es bastante sólido y coherente, lo cual se ve al final, cuando atas cabos en las escenas de cierre. Los decorados por su parte, son más naturales que los de otras producciones de la casa. Se nota el cambio de década con respecto al look de cuento de hadas o cuento gótico de las películas Hammer propio de las primeras épocas. Me ha gustado especialmente la recreación del Londres victoriano, sencilla pero efectiva. A destacar, por cierto, el cuadro que pinta uno de los personajes mientras aparecen los créditos iniciales.
No venía a cuento, pero pongo otra foto de Lee, que no se diga
En resumen, una película con una historia muy peculiar interpretada por los dos iconos británicos del cine de terror, alejada de los monstruos típicos y que merece la pena ver.
Drácula (Horror of Dracula)
Año: 1958
Duración: 79 min.
País: Reino Unido
Director: Terence Fisher
Guión: Jimmy Sangster (basado en la obra Drácula, de Bram Stoker)
Productora: Hammer Film Productions
Reparto: Christopher Lee, Peter Cushing, Michael Gough, Melissa Stribling, Valerie Gaunt, Carol Marsh, Olga Dickie, John Van Eyssen, Janina Faye, Barbara Archer, Charles Lloyd Pack
Argumento:
Jonathan Harker acude al castillo del conde Drácula a fin de terminar con su reino de terror, pero él mismo sucumbe ante el peligroso aristócrata chupasangre. Será pues, el profesor Van Helsing, amigo suyo, quien irá a rescatarlo sin lograr el éxito en su empresa. Para mayor inri, Drácula ha visto el retrato de la prometida de Harker, Lucy, y algo nos dice que tiene planes para ella...
Comentario:
La película que encumbró a Christopher Lee, hasta entonces actor poco menos que de reparto, y lo hizo acreedor de un lugar en la Historia del Cine con mayúsculas. También un grandísimo éxito a nivel popular, y con un resultado artístico muy notable, no solo como película gótica sino como película a secas. Si hasta esta fecha la imagen icónica de Drácula era la de Bela Lugosi (un tanto acartonada y teatral), a partir de aquí, sobre todo en Europa, Drácula fue para siempre la violenta, animal y sensual criatura encarnada por Christopher Lee. De las más famosas adaptaciones de la novela de Stoker (Drácula de 1932, Drácula de 1958, Drácula de 1979, con Frank Langella, y el Drácula de Coppola) esta es, aunque no sea la más fiel al original, la que más me gusta sin duda (y las que menos, la de la Universal y la grotesca interpretación en clave "romántica" de Coppola).
Yo no entro en ese castillo sola ni loca...
Lo primero que se percibe es que, como siempre, hay pocos medios materiales en juego. El exterior del castillo se nota muy "pintado", así como las montañas que lo circundan. Sin embargo, suplen estas carencias con unos interiores bastante solventes. Para un espectador de hoy en día, acostumbrado a ver fotogramas llenos de detalles y FX, estas películas pueden parecer visualmente poco lucidas, pero la ambientación es adecuada y convincente para la historia, y demuestra que el cine no es un derroche de efectos sino un arte de contar historias con las herramientas que le son propias.
Lo segundo que notamos es que los guionistas de la Hammer, fieles a su costumbre de hacer películas cortas (esta dura 79 minutos: Peter Jackson, mira y aprende), comprimen la historia del libro original dejándolo en lo esencial, con la eliminación de pasajes que no aportan mucho (Renfield y el manicomio no aparecen, ni el barco que transporta a Drácula a Inglaterra, etc) y sobre todo con la condensación de personajes y roles. Para quienes conocemos el libro salta a la vista el cambio: Lucy es en esta historia prometida de Harker, mientras que Mina ¡está casada con Arthur!, quien es, a su vez, hermano de Lucy.
Hum, y parecía buena persona
También se reducen las localizaciones: toda la acción transcurre en algún lugar de Centroeuropa, en el castillo de Drácula y en la casa de Arthur y Mina, y poco más. Para agilizar aún más la historia, esta comienza con la visita al castillo de un Harker que ya sabe lo que este encierra y que tiene como misión acabar con la amenaza. Por si fuera poco, el uso inteligente de la elipsis narrativas reduce aún más el metraje, otorgándole a la cinta un gran dinamismo, al que contribuyen sus actores, Peter Cushing y Christopher Lee, ambos dotados de una gran forma física para las escenas de acción y peleas, que hay varias, bastante violentas y bien coreografiadas.
Otro de los rasgos más reconocibles de la Hammer, el uso del color, también está presente. Los rojos y los verdes, pero sobre todo los primeros, salpican los fotogramas con su intensidad inquietante, destacándose la sangre que brota de las mordeduras en los cuellos o la que gotea de los colmillos y comisuras de los labios del vampiro.
Si no te asusta esto...
Por primera vez, este personaje de criatura nocturna amenazadora adquiere una dimensión sexual muy novedosa (hoy en día, la asociación entre el vampiro y el sexo está asumida). Las visitas de Drácula a las alcobas de las mujeres, algunas de ellas tratadas con elipsis (Drácula entra y cierra la puerta tras de sí ), son claramente metafóricas de actos eróticos. Solo hay que ver las expresiones de las chicas, que más que sentir terror, parecen ansiar la llegada del vampiro. Sus poses, sus actitudes, su forma de tumbarse en la cama... todo sugiere que hay algo más que una succión de fluidos en el cuello...
La Hammer tampoco elude la violencia. Y así vemos estacas clavándose en cuerpos mientras fluye una sangre de vivo color rojizo. Una no puede evitar pensar el gran impacto que tuvo que causar esta película en su momento a espectadores educados en el blanco y negro y en un terror menos físico y sin connotaciones sexuales tan explícitas (hoy en día, que ya hemos visto de todo, ni nos llama la atención pero hay que ponerse en el contexto de la época).
Algunos aspectos de la iconografía vampírica tradicional no están presentes en la cinta, como las transformaciones de Drácula en animales (el murciélago), pero la mayor parte de tópicos y referencias de las películas góticas sí se muestran: el coche fúnebre con el ataúd yendo a gran velocidad por el camino, la típica taberna con lugareños recelosos que se protegen con cabezas de ajo, la luna llena, las criptas inquietantes, el crucifijo que daña la piel de los infectados por la mordedura de Drácula y al propio generador del Mal...
Los vampiros no van a misa
Peter Cushing está realmente muy bien como Van Helsing. Un hombre determinado, de acción y que no duda a la hora de empuñar el mazo y la estaca. Transmite al personaje seriedad y mucha credibilidad. Siempre he pensado que el pobre Peter ha sido un actor infravalorado, aunque, en justicia, a nivel popular sigue teniendo una legión de fans. En cuanto a Christopher... su Drácula comienza educado y sofisticado, tan elegante con la capa, que lo hace aún más esbelto, pero pronto muda al lado animalesco y brutal. Aunque aparece poco en la cinta su interpretación es muy impactante gracias a la caracterización: los colmillos y los ojos inyectados en sangre, sus expresiones coléricas y su gran dominio del cuerpo. En verdad, impresiona mucho y da hasta miedo.
Hay que hacer lo que hay que hacer
Pero también, y como era característico en Fisher, nos incluye alguna escena cómica, en este caso protagonizada por el aduanero.
Hay algún agujero de guion, no vamos a negarlo, como por ejemplo, que Harker vaya a matar a Drácula solo, sabiendo que es peligroso, o que Drácula al final, trate de enterrar a Mina (¿por qué hace eso?), pero en conjunto se ve con placer, no aburre en ningún momento (va muy al grano y las escenas están bien pensadas y medidas), la música es buena, la fotografía también, los actores principales llevan con soltura sus partes, y la escena final de enfrentamiento entre Van Helsing y Drácula, al parecer coreografiada e ideada por el propio Peter Cushing, es fantástica.
El duelo final (ay, tantas veces se enfrentaron en la pantalla Peter y Chris)
Una gran película que todo aficionado debería ver al menos una vez en la vida, un recuerdo de una época que valoraba el arte en el oficio cinematográfico y no solo los fuegos de artificio, y sobre todo, el primer paso de Christopher Lee hacia la inmortalidad (y el encasillamiento, del que solo logró desprenderse décadas después). Ideal para los que creen que antes de Saruman no hubo nada.
Varios años después, en 1965, la Hammer retomaría a Lee para volver a encarnar a Drácula en "Drácula, Príncipe de las Tinieblas", pero eso es otra historia que será contada en otro momento...
La momia (The Mummy)
Año: 1959
Duración: 88 min.
País: Reino Unido
Director: Terence Fisher
Guión: Jimmy Sangster
Productora: Hammer Film Productions / Universal Pictures
Reparto: Peter Cushing, Christopher Lee, Yvonne Furneaux, Eddie Byrne, Felix Aylmer, Raymond Huntley, George Pastell, Michael Ripper
Argumento:
La familia de arqueólogos Banning encuentra la tumba de la princesa Ananka, suma sacerdotisa del dios Karnak. Y alguna cosilla más junto al cuerpo de la princesa... Cuando Banning padre lee sin querer el Libro de la Vida y trae de vuelta a una momia milenaria, se vuelve loco de la impresión. De regreso a Gran Bretaña, sin embargo, es cuando empezará la cosa a ponerse fea en serio. Un tipo alto y envuelto en vendas anda suelto por la campiña británica. No tardarán en empezar a morir los sacrílegos violadores de tumbas...
Comentario:
Este remake de la película homónima de la Universal, protagonizada por Boris Karloff, fue otra de las incursiones de la Hammer en el mundo de los monstruos, y no precisamente de las mejores.
La cinta, como casi todas las de la productora, adolece de una alarmante falta de medios, aunque en este caso, a diferencia de otras obras más redondas, ni el guion ni la historia ni la dirección casi logran compensarla.
Todo un clásico: Cushing y su lupa
Justo, uno de los mayores fallos de la película es su guion. La historia es parca en acontecimientos, y se nota, sobre todo porque incluso con su reducido metraje, intercalan rellenos y escenas cuyo único objetivo es decorar un poco. Un ejemplo es el largo flashback que narra cómo Kharis, el sumo sacerdote del dios Karnak, enterró con todos los ritos preceptivos a la princesa Ananka, y luego violentó la tumba con la intención de resucitar a su amor prohibido. Incluso nos cuentan el castigo que recibió (le cortan la lengua y lo meten como momia viviente en un cajón para toda la eternidad). Es cierto que puede ser más o menos interesante, pero para mi gusto corta bastante la película. También es destacable, y no para bien, otro flashback donde se nos explica lo que ya sabemos o intuimos, que el padre del protagonista encontró el libro de la vida, lo leyó y resucitó a la momia, y luego vino el seguidor del culto de Karnak de la era moderna, el egipcio que controla a la momia, y se llevó el pergamino. ¡Todo eso ya lo habíamos intuido! ¡Y nos repiten las mismas escenas!
Como es habitual en muchas películas Hammer dirigidas por Terence Fisher se incluyen algunas situaciones de alivio cómico, en este caso protagonizadas por los cocheros que llevan la caja con la momia por la campiña inglesa y la pierden en un pantano y por un borracho cazador furtivo.
Sir Chris hizo varias veces de egipcio. Esta es una de ellas.
El guion es bastante previsible. La momia trata de matar uno por uno a los violadores de la tumba, hasta que se topa, qué casualidad, con la esposa del protagonista, cuyo rostro es exactamente igual que el de la princesa Ananka de la cual estaba enamorada. Ya se puede imaginar lo que pasa entonces...
He leído en algún lado que la música de la banda sonora es la misma que la que se usó en la versión de la Universal. En todo caso, en muchas partes resulta invasiva y machacona, aunque en sí no está mal.
Entre las cosas destacables: las peleas entre Kharis (interpretado por Christopher Lee) y John Banning (Peter Cushing), la agilidad de las escenas donde ataca la momia, la ciénaga misteriosa de la que surge esta después de caer el cajón que la transportaba y algún que otro detalle de dirección (los planos inclinados de las escenas del manicomio, para transmitir la idea de locura y confusión).
Esto es por no usar protector solar en Egipto, que ahí pega mucho el sol
¿Por qué unas veces la momia recibe disparos y ni se inmuta, y al final la matan a tiros...?
Christopher Lee no habla mucho en esta película (recuérdese que es una momia viviente a la que cortaron la lengua), solo un poco en el flashback. Su interpretación es puramente física y mímica. Y aunque los vendajes no son muy convincentes (parece que lleva un pijama), su personaje transmite cierta sensación atemorizante, y al final, cierta ternura también. Peter Cushing, auténtico protagonista, está bien, como siempre, aunque no se entiende qué aporta al personaje el que este se quedara cojo en Egipto.
Esas escenas que tanto gustaban a Peter y Chris
En resumen, una obra Hammer un poco menor, pero que está bien para fans de la productora y de los actores, a pesar de sus obvios defectos.
La leyenda de Vandorf
La gorgona
La medusa
The Gorgon
Producción: Hammer Films
Director: Terence Fisher
Guion: John Gilling
Reparto: Peter Cushing, Christopher Lee, Richard Pasco, Barbara Shelley, Michael Goodliffe, Patrick Troughton, Jack Watson, Joseph O'Conor
Año: 1946 (Gran Bretaña)
Argumento:
En el pueblo de Vandorf te puedes quedar de piedra, literalmente. Desde hace cinco años una misteriosa presencia deja petrificados a los incautos que van por el bosque cercano al ruinoso castillo Borski. El doctor Namaroff y todos los del pueblo mantienen una inquietante conspiración de silencio sobre el particular y se muestran hostiles con todos los que tratan de profundizar en el misterio y no se conforman con la versión "oficial". Hasta que los miembros de la familia Heinz (padre y dos hermanos) se ven directamente afectados por las muertes inexplicables. Entonces ya entra en juego el profesor Karl Meister, amigo de la familia, que pone un poco de orden.
Comentario (con Spoilers):
Partimos de la base de que The Gorgon es una película de bajo presupuesto que apovecha al máximo los escasos recursos con los que contaba la productora, la mítica Hammer, especialista en el reciclaje de actores, música y decorados. A pesar de estos condicionamientos, sacan adelante una historia un tanto inusual y en cierto modo original, dentro de lo que cabe, en el mundillo de la monsterología, con solvencia y mucha elegancia, algo que se echa de menos en el cine actual.
Decorados cien por cien Hammer (probablemente sacados de otra película...)
En lugar de recurrir a los vampiros, hombres lobo, momias o demás engendros ya archiconocidos y archiutilizados, incluso por ellos mismos, la Hammer acude a la mitología griega (cambiándola a su manera, eso sí ) y recupera a la criatura de Megera, una supuesta gorgona, o monstruo en forma de mujer que tenía la peculiaridad de convertir en piedra a todo el que la miraba. Nunca se llega a explicar la razón de que esta señorita de miles de años de antigüedad se haya ido a vivir a Vandorf, un pueblo de "Centroeuropa" (así, genéricamente; podría ser cualquier sitio con vagas reminiscencias austrohúngaras o alemanas y un cierto cariz autoritario) ni se profundiza tampoco en su naturaleza y sus características. Porque en el fondo, pesa más la tragedia y la historia de amor que el relato de terror gótico.
Corramos un tupido velo sobre este "monstruo"...
Como es habitual en las historias Hammer, tenemos decorados de interiores muy bonitos. Especialmente logrado, pese a la ya mentada falta de presupuesto, el interior del castillo Borski, donde tienen lugar las escenas más dramáticas de la película. Un lugar en ruinas, lleno de hojas secas agitadas por el viento, telarañas, un espejo que se vislumbra a lo largo del metraje, una especie de sitial o trono y otros detalles, jugando siempre con ese colorido especial en tonos rojizos y verdes. En cambio, nunca tenemos una vista general del pueblo; el castillo por fuera, convenientemente tapado por retorcidos árboles, parece una imagen pintada o fija. Cosas de la Hammer y de su filosofía de gastar lo mínimo y ganar lo máximo.
La película, como ya había dicho, resulta un poco extraña o diferente del resto de la filmografía de esta productora (en el género de terror). No solo por el ya citado peso de la tragedia sobre el cuento terrorífico sino por su estructura, algo desconcertante, en la que se van sucediendo varios supuestos protagonistas hasta llegar al verdadero, que solo aparece en la última mitad, y es, por supuesto, el personaje encarnado por sir Chris, el profesor Meister de la Universidad de Leipzig.
Christopher Lee contra la Gorgona
Así tenemos al pintor del inicio, que con un motivo un tanto forzado, sale de la casa perseguido por su novia, a la que ha dejado preñada, y se interna en el bosque. Cuando la chica aparece muerta y petrificada, pensamos que él será el protagonista, o lo acusarán falsamente y tendrá que demostrar su inocencia o algo de eso... pero no. En un giro inesperado, el chico aparece ahorcado (se intuye, pero no se dice, que ha sido la gente del pueblo para tapar la muerte de la chica petrificada y echarle la culpa a él). Y entonces llega su padre, ¡y también muere! Y luego va el otro hermano, ¡y como no puede resolver el asunto aparece el profesor Meister!
La película es paradójicamente obvia y sutil. Obvia porque casi desde el principio sabemos qué es lo que ocurre en ese pueblo tan raro, pero lo sabemos porque nos lo van sugiriendo poco a poco en charlas y en escenas. De modo que el espectador se va dando cuenta según transcurren los minutos de que la historia de terror es una excusa para la tragedia que se va cerniendo sobre los personajes. Apreciamos que el doctor Namaroff (Cushing) oculta algo y pensamos que es el malo; apreciamos que está enamorado de su ayudante, Carla, quien a su vez se enamora de Paul, el hermano de la primera víctima, generando un triángulo amoroso. El espectador medio no se engañará con el juego de equívocos que se derivan de la obsesión de Namaroff hacia Carla ni con la distracción que supone "la diabla", una paciente de la clínica del doctor que se escapa por ahí, pero los amantes vivirán en la ignorancia hasta que tomen conciencia de la realidad ya sea por mediación de terceros o por ellos mismos. Me ha gustado que sea la propia Carla la que dude, sospeche y sufra por la verdad, que condena del todo su amor y lo torna imposible.
Se nota y se percibe que esto no va a terminar nada bien
Christopher Lee aparece un poco después de la mitad de la película. Su personaje, el único que piensa y actúa racionalmente en toda la película, ha acudido al pueblo al ver que Paul no regresa a la universidad. El profesor Meister tiene una caracterización muy curiosa: racional y escéptico, un tanto excéntrico (rozando la parodia humorística), determinado, directo, incluso agresivo, y con una peluca y maquillaje que lo hacen aparentar como un hombre mayor. Todos están cegados por el amor menos él que ve las cosas claras y se enfrenta primero a las autoridades (la policía) y luego a Namaroff, en busca de la verdad, que por cierto, no tarda mucho en descubrir: ¡es un genio! Esta combinación de héroe de acción (tiene varias breves peleas, entra y sale de casas por las ventanas) y héroe intelectual y racional resulta lo mejor de la película, junto con el final catártico y trágico donde perecen todos los protagonistas menos uno... adivinen cuál.
Peter Cushing también tiene sus momentos de acción, como no. El clásico enfrentamiento en el castillo, en esta ocasión con su rival amoroso, es violento, estilo Van Helsing contra Drácula. Su personaje, representante de la ciencia, ha sucumbido por completo a lo emocional e irracional, desvelándose que en realidad su "maldad" es por amor. Un personaje interesante y ambiguo, al que se ve sufrir en varios planos.
Peter Cushing tiene experiencia en estas lides
Barbara Shelley es la que más sufre de todos, al encontrarse justo en el centro de todos los conflictos. Resulta un poco inverosímil que se enamore de Paul en un día o dos, pero bueno, teniendo en cuenta que esto es un cliché exigido por la duración limitada de la acción, tampoco nos vamos a poner exquisitos. Su personaje es interesante, pero su interpretación es quizás demasiado contenida, aunque llena de matices. La escena en la que habla con Paul en el castillo, sentada en el trono, da a entender un poder y una fuerza que una simple enfermera no tiene, anticipando de forma sutil con este símbolo lo que nos tememos desde el inicio...
El resto de los actores son mediocres, en especial Richard Pasco (Paul). Hubiera sido menester un galán algo más capacitado.
En esta película no hay buenos ni malos, sino personas arrastradas por el destino. Nunca se explica muy bien cómo y por qué tomó figura humana la medusa de marras. Hay varias cosas, a decir verdad, que no se explican. El guion y el montaje son muy sintéticos. No sobra casi nada (a diferencia de las películas actuales, que tiene obsesión por llenar metraje con FX y cosas que no vienen a cuento), exceptuando el cartel del inicio donde se cuenta la historia de Megera y que no hacía falta en absoluto. La propia Hammer se hace un spoiler, demostrando que lo que importa es la historia de amor imposible y no el misterio que encierra el pueblo.
Alguien tenía que decir la dolorosa verdad y quién mejor que sir Chris
Como de costumbre, la dirección de Terence Fisher es muy elegante, con escenas bien planificadas y excelentes puestas en escena (la pelea entre Cushing y Pasco, por ejemplo). Y también el uso de la música destaca.
Para la gente acostumbrada al cine de hoy, quizás parece algo ingenua (en el diseño y acabado del monstruo, que no está muy logrado, hemos de reconocer) y corta. Pero revela una forma de hacer cine donde contaba más el factor humano y el aprovechamiento de los recursos, el guion, la dirección y esas otras cositas que marcan la diferencia entre el circo de efectos y el arte (aunque en este caso, sea un arte menor).